Pedazos de nuestro pueblo, pedazos de nosotros mismos. Adéntrate en este blog y descubre trocitos singulares de nuestro presente y de nuestros antepasados. Espero que te guste y espero tus comentarios al final de los artículos.

domingo, 27 de octubre de 2013

NUESTRO CEMENTERIO

Lugar donde se encontraba el antiguo osario
Nuestro pueblo va adquiriendo a lo largo del siglo XVIII una entidad de población que hace necesario considerar dónde deben ser enterrados los cuerpos, una vez llega el momento final. En nuestro pueblo, la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena se consagra en 1753, aunque su construcción está realizándose antes. Anterior a esa fecha, ya existía una considerable población en nuestro pequeño lugar o aldea de realengo dependiente de San Clemente. ¿Dónde se entierran los cadáveres con anterioridad? Probablemente ya existiría un lugar destinado para ello en la antigua ermita que se erigía en el lugar donde ahora nos sirve la Iglesia del Barrio de Abajo.

Lateral izquierdo de la Iglesia de abajo.






Con la llegada de la nueva Iglesia, se construye para tal fin un osario, donde los pobres de solemnidad y todos los habitantes que no podían costearse un sepulcro digno intramuros de nuestra iglesia eran depositados.

Sin embargo, no tardarán en darse cuenta los habitantes de nuestro pueblo que esta solución provocará problemas de insalubridad.

Corría el año 1834; las revoluciones a nivel nacional dejan una estela de cambios en las Corporaciones Locales. La provincia de Cuenca escinde nuestro Ayuntamiento en 1836, y con él, nuestro pueblo se hace independiente administrativamente del Ayuntamiento de San Clemente, del que pertenecíamos.

Uno de los primeros acuerdos que se toman en el recién estrenado Ayuntamiento corresponde al recién creado cementerio de Santa Marta, en la actual ubicación del Parque de los Mártires. El cementerio viejo se creó a partir de una orden del rey Carlos III según la cual se regulaba la construcción de cementerios fuera de poblado. El rey dispuso enterrar a los muertos según el Ritual Romano, estableciendo en la década de 1780 que se comenzaran a construir los cementerios rurales. Carlos IV dictó en 1804 medidas para acelerar esa construcción extramuros de los cementerios. La costumbre impone al obispo la potestad para consagrar el camposanto, aunque éste suele delegar en el párroco de la población.

Por tanto, en esos momentos ya se ve claramente insuficiente y problemático para nuestro Ayuntamiento el nuevo cementerio, puesto que las tapias, creadas probablemente por la Iglesia, se consideran débiles y se han derruido. El 20 de mayo de 1838 ya podemos observar la problemática que tiene nuestro cementerio:

Antiguo cementerio de Casas de Haro. 
“Seguidamente se hizo presente por el Sr. Presidente y la corporación lo tomó en consideración, como con motivo de los muchos temporales de este invierno, habían fallado las tapias de la nueva forma del cementerio de Santa Marta, de esta Villa, de modo que por sus tres paredes de saliente-poniente, y norte, (…), siendo causa para que entrasen perros a los sepulcros donde yacen nuestros hermanos y haya notado hallasen algunos casi descubiertos, y expuestos a ser comidos de los animales; y que atendiendo a que dicha construcción fue a expensas de los vecinos, los que entendía no pueden subvertir a estos precisos gastos, hasta frutos cogidos, y no habiendo disposición de fondos de ninguna clase a que poder echar mano, lo hacía presente a la Corporación para acordar lo conveniente a la conservación de las varias cenizas de nuestros padres, hermanos e hijos difuntos, depositados en dicho cementerio.La Corporación quedó echa cargo de cuanto se manifestó por el Sr. Presidente y yo el Secretario dije me constaba la certeza como que con sus manos había tapado varias veces las roturas que los canes habían hecho en los sepulcros en presencia de algunos otros perros.Enseguida se acordó repasar estas roturas echando tierra sobre ellas, y cubriendo de piedras las que estuvieses más estropeadas bien por el cebo que ya en ellas tienen, hasta que queden seguras de los animales, y que esto se verificara a presencia del Ayuntamiento, y mediante a que la reparación del cementerio, según lo manifestó el Sr. Presidente, mirando la necesidad de esta Villa, no puede verificar en el día, hasta frutos cogidos, que mirara el Ayuntamiento se lleve a debido efecto, y mirando por la conservación de las calaveras, desde luego pásese oficio al Sr. Cura Teniente de esta Parroquia, para en las dos iglesias de esta Villa dé sepultura a los difuntos que fallezcan en lo sucesivo, hasta tanto quede reparado el titulado cementerio de Santa Marta, se practique nuevamente el enterramiento de los difuntos, su exposición de ser comidos, y estas cenizas de nuestros semejantes.
Parque de los Mártires (1973), antiguo cementerio de Casas de Haro

Nuestro Ayuntamiento siempre ha destacado por no tener un abultado presupuesto. Eran años de penuria económica y de ruina para muchos habitantes. Por tanto, dado el carácter excepcional que supone esta reparación, se considera que se entierren a los difuntos en las Iglesias, mientras que no se haya recogido el grano y se pueda realizar la reparación por suscripción popular.

Parque de los Mártires de Casas de Haro

Ya en otro lugar hemos comentado que el camino que unía los dos principales barrios pasaba por las puertas del cementerio con una pronunciada curva, por la cual tenían que pasar los habitantes a cualquier hora para encontrarse, por lo que se crea la actual calle Doctor Jareño para evitar el tránsito de los habitantes cerca de los restos mortales de los habitantes.

El 1 de julio de 1888 se procede a separar una parte del antiguo cementerio para enterrar a los difuntos que no hayan pertenecido a la fe católica, por orden del Gobernador Civil de la Provincia. 

Considerando que la extensión que se señale dentro del mismo para el cementerio civil debe estar separada conveniente e independientemente del católico, fue acordado por unanimidad: que desde la puerta de entrada a dicho cementerio dejándola libre y mirando al poniente se midan once metros. Que desde este punto con dirección al mediodía se midan cuatro metros y desde allí con dirección al saliente se tire la misma línea de once metros que termina en la pared o sea los mismos cuatro metros desde dicha puerta de entrada, abriendo y poniendo otra puerta al lado de aquella, quedando por consiguiente el cementerio civil separado del católico por medio de pared a una altura conveniente lo cual habrá de edificarse por prestación personal entre los vecinos
Ampliación del cementerio (1903)
En 1903, el vecino de la localidad, don León Perona Meneses cede a nuestro Ayuntamiento una tierra de su propiedad para la conveniente ampliación del mismo. La situación es insostenible, porque el cementerio ya amenaza con quedarse pequeño. Gracias a esta ampliación, el cementerio podrá servir unos años más a su cometido. Esta donación es la que sale desde el parque de los Mártires hacia la calle doctor Jareño.
El Señor presidente haciendo uso de la palabra manifestó: que no siendo capaz el cementerio de esta Villa de llevar las condiciones de la localidad por el aumento de población y por consiguiente de defunciones , el Ayuntamiento debía ocuparse seriamente de esto y acordar alguna reforma o mejora en dicho cementerio, toda vez que de la manera que vienen enterrándose los cadáveres pudiese ser causa del desarrollo de enfermedades contagiosas por los miasmas pútridos que constantemente despiden los restos mortales que antes del tiempo reglamentario se sacan de las sepulturas.
A partir de este día, el 6 de septiembre de 1903, el Ayuntamiento acuerda hacerse cargo del cementerio como parte integrante de las atribuciones municipales, cobrando por los sepulcros una cantidad. Así se lo hará saber al Sr. Cura Párroco.

Igualmente se acuerda que se le comunique al Sr. Cura oficialmente que desde esta fecha queda a cargo de este Municipio el Cementerio de esta Villa y que desde luego ingresarán en la Depositaría Municipal las cantidades que produzcan los nichos o bóvedas que se hagan desde este día en el Camposanto y si hubiera alguna pendiente de cobro, que el Sr. Cura se ponga en contacto con el Sr. Alcalde para que entre los dos se pueda exigir su pago a los deudores.
En 1916, sólo varios años después, la situación de descuido y deterioro de nuestro cementerio será sorprendente. Varias quejas al Ayuntamiento hacen que se contrate un sepulturero. Juan León Orea será el primer sepulturero de nuestra localidad, con un sueldo de 94 pesetas que cobrará a trimestre vencido, con la intención que adecente el lugar y se encargue de los restos que, con los años, se amontonan.

Dada cuenta por el Sr. Presidente de las varias quejas de este vecindario que hasta él han llegado de la dificultad para abrir sepulturas en el cementerio católico de este pueblo, el abandono en que el mismo se encuentra tanto de limpieza del mismo como de los muchos huesos en la superficie de la tierra de restos humanos, se estaba en el caso si les parecía a los demás concejales nombrar sepulturero que a la vez de su cargo, tenga en condiciones de dicho cementerio, haga las sepulturas de oficio que puedan ocurrir y ver la asignación que se le debe designar en el presupuesto para el próximo año de 1917 y a la persona que ha de ser nombrada; y que en el presente ejercicio y toda vez que en el presupuesto del año actual no hay consignación, ver desde cualquiera de los capítulos que no sean necesarios su gasto pagar al mismo que sea nombrado. 
En el año 1931, prácticamente con el advenimiento de la República Española, se acuerda se estudie el lugar más conveniente para la nueva construcción de un cementerio

puesto que el actual se queda dentro de los edificios que se están construyendo entre los dos barrios principales, a cuyo efecto se observarán las prescripciones de la ley de sanidad y demás disposiciones vigentes

En 1933, tendrá lugar la compra por parte del Ayuntamiento del solar que será después el cementerio. Un manuscrito, fuera de las actas del Ayuntamiento, nos da idea de tan importante adquisición. 

“El terreno en que se construyó este cementerio pertenecía a don Agapito Sevilla de quien se adquirió por 1500 ptas, suscribiéndose un documento privado hecho a don Manuel Jareño Sanhuesa (Médico Titular) y a don Felipe Luján Perona (Secretario del Ayuntamiento), por manifestar la madre del vendedor doña Lorenza Martínez Crispín, que lo representaba legalmente, que no quería hacerlo al Ayuntamiento directamente. A continuación de la fecha 23 de agosto de 1933 en que este documento se formalizó, los adquirientes hicieron donación de este terreno al Ayuntamiento en la forma que estaba convenido”
Como podemos observar, la idea de construcción de un nuevo cementerio viene de antiguo. Ya desde el año 1931 se quería construir un cementerio y se hacen gestiones oportunas para construirlo. Será con la finalización de la Guerra Civil donde se vuelve a incidir en la idea. En los años 1940 y 1941, se acuerda pedir información para conseguir el tan ansiado cementerio, debido a lo acuciante de la situación de mantener una instalación antigua y a todas luces pequeña, debido al constante aumento de población y de encontrarse prácticamente en el centro del pueblo, debido al crecimiento de casas que ya se va experimentando.

Antiguo pozo de servidumbre la finca del cementerio

Lo verdaderamente urgente en materia de saneamiento de esta población es la construcción de un cementerio municipal por ser el actual insuficiente y hallarse ya casi en el centro de la población y como quiera que tiene adquirido este municipio el terreno con una superficie de más de una hectárea a unos mil metros de distancia de esta población en las condiciones sanitarias que se exigen para estos casos, orientado al Noroeste de la población con un pozo construido para la servidumbre de dicho cementerio, debe solicitarse si procesa el auxilio necesario del Estado para su construcción; así mismo se acordó que pase el gestor de este Ayuntamiento al Negociado de información del Gobierno Civil de la provincia a consultar e informarse detalladamente sobre los casos tratados en el presente acuerdo
No acompañaban los medios: eran años de necesidad y de reconstrucción. Se volverá a incidir en este punto y podemos considerarlo como el segundo precedente. El 1 de abril de  1948, el Ayuntamiento encabezado por don Zoilo Jiménez dispuso lo siguiente:  

“Lo verdaderamente urgente en materia de saneamiento es la construcción de un cementerio municipal por ser el actual insuficiente y hallarse ya en el centro de la población; y como quiera que adquirido el municipio el terreno con una superficie de más de una hectárea (...) en condiciones sanitarias (...) con un pozo construido para la servidumbre de dicho cementerio, debe solicitarse si puede (...) al Estado para su construcción”
La idea de construirlo se materializará en 1954, en el gobierno municipal impulsado por el Alcalde don Joaquín Parra. Movidos por la inquietante necesidad, y sentados estos precedentes, se pondrán manos a la obra y conseguirán una subvención de la Junta Interministerial del Paro, por la cantidad de unas 25.000 ptas, de las que se utilizó algo para “la reparación del edificio del Ayuntamiento”

Los señores asistentes tras de encontrar conforme la correspondencia tramitada se dieron por enterados de la carta recibida del Excmo. Sr. D. Francisco Ruiz Jarabo por la que se da cuenta de haberse concedido por la Junta Interministerial del Paro, una subvención de 25.000 pesetas con destino a remediar o aliviar el paro obrero que existe en este pueblo, acordándose que se escriba a la referida personalidad expresando el más vivo agradecimiento de esta Corporación. Se acordó asimismo que estas pesetas se reserven para subvenir a los gastos del cementerio.

Esquema con los ingresos de la obra del cementerio de Casas de Haro

Según informes, la obra costaría sobre unas 100.000 ptas., por lo tanto, lo demás correría por cargo de suscripción personal (en forma de dinero, en forma de cal, ladrillos, arena, gavillas de leña que, vendidas, producirían beneficios, en forma de jornales.) Todo el pueblo o un 95% de él contribuyó a que esa obra se llevara a cabo. En concreto, este Ayuntamiento observará que “es patente la necesidad de construir un nuevo cementerio, ya que el actual no reune ninguno de los requisitos que son exigibles. Está situado tan en el centro de la población que se confunde con las casas habitadas. Su reducida extensión exige la remoción de restos mortales cuando hay que hacer un nuevo enterramiento. El estado de las fosas y nichos antiguos es tan deplorable, que se aprecian emanaciones y olores que significan una amenaza para la salud pública (...) la construcción es tan urgente que (...) hemos de realizarlo con nuestros propios medios”. De hecho, el 20 de julio de 1954 se acuerda el reparto vecinal de gastos para la construcción del cementerio. 

De este momento vienen las interminables listas de habitantes de nuestro pueblo que contribuían como podían. El pueblo se volcó en la construcción del cementerio. Los más pudientes daban dinero en metálico, otros ofrecían un carro de arena, los más pobres eran jornaleros que construían los muros del cementerio. Hubo quien preparaba comida para los trabajadores, otros llevaban gavillas de sarmientos para que se calentarán. Nunca se vio un pueblo más unido que quisiera conseguir algo.

En cuanto a la historia propia de la construcción del cementerio de San Antonio de Padua, denominación que consta en sus Estatutos, fue así: 

Habitantes de Casas de Haro recogiendo piedra en un carro para la construcción del cementerio.
“El 1 de abril de 1957, se empezó por reclutar diez y nueve obreros que en un día retiraron la piedra que ya había acopiada, dejando al descubierto el terreno en donde se habían de hacer los cimientos. Al día siguiente por diez y ocho obreros se abrieron las zanjas para cimientos en las paredes, cuya operación duró también un día. Desde este día 2, hasta el día 15, se hizo la limpieza y arreglo del pozo, se limpió el terreno de dentro y se acopió la tierra que fue distribuida por todo el perímetro del terreno para preparar los morteros de barro que había de emplearse en las paredes. A las nueve de la mañana del día 15, se empezó con una temperatura muy baja, a la construcción de las paredes por todos los maestros albañiles de esta localidad, procediéndose previamente a la bendición y colocación de la primera piedra, que fue colocada en el ángulo que forman las paredes del saliente y del mediodía, siendo realizada esta ceremonia por nuestro párroco don Joaquín Gil Sanjuán. Los trabajos de construcción de paredes duraron hasta el 13 de mayo que quedaron definitivamente terminadas, sin que durante los 21 días de trabajo, hubiera lesión alguna, sólo una lesión en la mano de un trabajador que le hizo perder un día de trabajo. Por necesidades de trabajo de la Agricultura primero, y porque terminadas las faenas de recolección, había de descender la temperatura, los profesionales albañiles aconsejaron que las paredes no se revistieran en época de fríos y hielos y fueron suspendidas las obras hasta la primavera siguiente en que se reviste con morteros de cal y se coloca la teja plana que lleva la bardilla y la teja curva para la lomera”
Por último, habría que decir que el Cementerio se terminó en mayo de 1958 y en los meses siguientes tuvo lugar el desalojo de los restos con sábanas, etc... del antiguo cementerio y su traslado al nuevo Cementerio que ahora nos sirve.
Placa conmemorativa de la inauguración del cementerio.

Del presupuesto extraordinario empleado en el cementerio, del que, como hemos visto más arriba, se había presupuestado en 100.000 pesetas, sobró una cantidad de 55.768,35 pesetas. El Ayuntamiento tampoco previó, en mi opinión, que los habitantes se volcaran en una obra tan necesaria. Y dado que había que liquidar ese superávit, el Ayuntamiento acuerda el 31 de agosto de 1960 destinarlo en la instalación de cableado telefónico y en la construcción de una casa parroquial.


Diversos añadidos de tumbas en el cementerio.

El cementerio, un cuadrilátero prácticamente perfecto, está construido. Llegan los años de la construcción de la Iglesia de Santa María Madre de la Iglesia, en el flamante centro del pueblo. Serán años en los que los habitantes vuelvan a volcarse en la construcción de la Iglesia. Años de imparable crecimiento y del asentamiento de Casas de Haro como pueblo. Años en los que se mira con interés al futuro. A la donante del terreno de la iglesia, doña Edibundia Matilla Martínez, se le concederán 6 nichos por ceder sin cargo el solar en el que se edificó la Iglesia.

Igualmente se acordó conceder gratuitamente, en compensación del solar que cedió sin pago alguno para la construcción de la Nueva Iglesia Parroquial, Doña Edibundia Matilla Martínez seis nichos en el Cementerio Católico Municipal a dicha señora expidiéndole el correspondiente título de propiedad 





















La historia del cementerio viejo sigue dando sus últimos estertores. Obviamente, ese cementerio sigue existiendo; al mismo no se le ha dado ningún uso desde la remoción de restos en 1958. El 6 de noviembre de 1972, se acuerda clausurar el antiguo cementerio y construir en su lugar un parque, de propiedad municipal, que se llamará Parque de los Mártires.

Por la Presidencia se expone que desde el enterramiento de D. Julián Carretero Godoy, fallecido el 26 de mayo de 1.958, no se ha realizado ningún otro en el llamado “cementerio viejo”, el cual por hallarse dentro del casco de la población, sobre todo ahora con la construcción de 27 viviendas de protección oficial que se está realizando por la Cooperativa de viviendas “San Julián”, a espaldas del mismo; resulta indecoroso y de mal efecto en todos los sentidos, máxime si tenemos en cuenta el mal estado en que se encuentran sus muros y sus nichos.
Propone que, una vez eliminados sus restos mortales, se destinen sus terrenos a parque municipal, que por estar situados en el centro de los barrios de que consta este municipio, frente a la Iglesia Parroquial y del grupo de viviendas en construcción, sería un lugar de esparcimiento y recreo, dando al pueblo con ello un ornato del que hoy carece, en lugar del indecoroso que hoy presenta.
Se dio lectura a los artículos 63, 64 y 65 del Reglamento de Policía Mortuoria de 22 de diciembre de 1960, y el Ayuntamiento, por unanimidad, acuerda: que por el señor Alcalde Presidente se solicite del Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia que, previos los trámites legales necesarios, se sirva conceder autorización para la clausura del cementerio viejo y traslado de los restos mortales existentes al nuevo cementerio; y que posteriormente, los terrenos que aquél ocupan sean destinados a parque municipal
En los años 80 se procede a fijar el precio de los nichos, en cantidades que van desde las 7.000 pesetas los dos centrales de cada fila y 5.000 pesetas el superior y el inferior. El 29 de septiembre de 1986, se procede a una obra de adecentar del cementerio y se acuerda subir esas tasas 500 pesetas, para compensar los gastos realizados. Obras para su adecentamiento hemos visto varias, siendo la más notable la que se realizó por la actual corporación en los años 2008-2009, incluyendo vegetación, las prácticas baldosas para facilitar el tránsito y un embellecimiento en general.


Por último, el 20 de marzo de 1991, el concejal D. Hilario Carretero Laossa propuso que se llevara con urgencia agua corriente al cementerio, dado que el suministro de agua de su pozo comenzaba a dar problemas de salubridad.

Ésta es la historia de nuestro cementerio, un lugar por el que todos nuestros antepasados lucharon y que se yergue símbolo de unión entre un pueblo que buscaba mejorar su vida en general.







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