Pedazos de nuestro pueblo, pedazos de nosotros mismos. Adéntrate en este blog y descubre trocitos singulares de nuestro presente y de nuestros antepasados. Espero que te guste y espero tus comentarios al final de los artículos.

martes, 30 de diciembre de 2014

LA CORPORACIÓN MUNICIPAL DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

A modo de presentación, ilustraremos lo que el saber popular, que rara vez se equivoca, hacía de este fratricida conflicto.

Tengo un hermano en los rojos,
el otro está en regulares,
y los dos se pegan tiros
y la que llora es mi madre.

Hay en ocasiones en que las piezas del puzzle no terminar de casar. No sé si ustedes han tenido la ocasión de enfrentarse a un fenómeno en el cual había piezas que no ajustaban, quizá por falta de información o de un rigor científico del que adolecía dicho fenómeno.

En esta ocasión, ha pasado lo mismo. Han tenido que pasar años para que las piezas del puzzle, independientemente de lo que pasó antes, casaran. La tropelía que constituyó la Guerra Civil Española, a todos los niveles, nos dejó uno de los momentos más aciagos de nuestra historia actual. Son momentos que hoy en día tienen que movernos a la reflexión. Y no es mi intención autoerigirme juez: adolezco de los conocimientos y del ideario suficiente para contentar a unos y a otros.


Ha caído en mis manos un documento del Archivo Histórico Nacional, alojado en el portal de archivos del Gobierno de España (página 115-117), que mucho tiene que ver con nuestro pueblo: se trata de un informe que el alcalde de Casas de Haro, Zoilo Jiménez, manda a la autoridad superior, una vez acabado el conflicto civil, en el que facilita los nombres y los cargos de los anteriores alcaldes republicanos, en el período de 1936-1939.

He tenido también ocasión de leer las disertaciones en estas mismas contestaciones que tienen alcaldes vecinos y llama la atención una cosa: lo magnánimo que llega a ser don Zoilo Jiménez con los anteriores en el cargo. Y es que nuestro pueblo no destacó por ser de los más cruentos en la Guerra Civil, cosa que nos honra, pero también depende de una personalidad como la del Alcalde Constitucional de Casas de Haro, Juan Cerdán.

De él se cuenta que llegó a interponerse ante un pelotón del ejército rojo que venían al pueblo desde el vecino Minaya a llevarse a los sospechosos de apoyar al movimiento nacional, y llegó a decirles que él era la máxima autoridad en el pueblo y que si venían a matar a alguien que lo hicieran, matándolo primero a él.

También se cuenta que dio connivencia al cobijo que muchas madres daban a sus hijos, prófugos, de tal modo que cuando venían a aprovisionarse de trigo, harina, entre otros, él iba avisando casa por casa para que escondieran a sus seres queridos.


No pudo evitar la quema de las imágenes y la profanación de las dos iglesias, si bien en documentación del Socorro Rojo Internacional, la pequeña ermita de San Antón quedó intacta. No participo ni directa ni indirectamente en ningún acto que sembrara el caos o el terror en la población. Vecinas poblaciones hablan de tropelías y asesinatos en los que participaron alcaldes y corporaciones. Sin embargo, en Casas de Haro, no ocurrió nada de eso, y fue por la impronta de este habitante, Juan Cerdán Pérez.

De Juan Cerdán Pérez poco se sabe acabado el conflicto: fue encarcelado, pero obtuvo gracia de todas aquellas familias que él salvó y lo recordaron. Emigró con su familia. Poco se sabe también de lo mucho o poco que hizo por el pueblo, porque su gestión, al igual que toda la republicana sucumbió pasto de las llamas, una vez acabado el conflicto. No participó en la posterior resistencia de los maquis, en este lugar, de la que ya hablamos en otra ocasión.

"Contestado su comunicación referente a las personas que han integrado esta Corporación Municipal en el lapso de tiempo comprendido entre el 18 de julio de 1936 al 29 de marzo de 1939 en que fue liberada Cuenca, esta Alcaldía informa:
  • En 18 de julio de 1936, regía una Gestora Municipal integrada por las siguientes personas: Acisclo Moya Montero, Gregorio Sánchez Bueno, Antonio Cuenca Galán, Moisés Sevilla Rubio y Valentín Martínez y Martínez. El día 7 de agosto del mismo año se constituyó un Comité de enlace que en realidad rigió la vida local hasta el 23 de febrero de 1937 en que apareció el primer Consejo municipal. Este Consejo lo integraron: Juan Cerdán Pérez, Patricio Carretero Toledo, Alejandro Martínez Jiménez, Juan Pedro Montero Rosillo, Antonio Cuenca Galán, Emilio Galán Jiménez y Alejandro Peinado Bueno. El 2 de julio de 1938 se formó un nuevo Consejo por Juan Cerdán Pérez, Rafael Fernández Pérez, Juan José Rosillo Perona, Salvador Ortega Perona, Ciriaco Ramírez Paños, Bienvenido López Degado y José Julián Buedo Delgado, siendo sustituido Ciriaco Ramírez Paños en 15 de enero de 1939 por José Barredo Bollines. Finalmente, otro Consejo nombre en 1º de marzo de 1939 y por el que fueron designados Bienvenido López Delgado, Melitón Simarro Fernández, Francisco Sáiz Aroca, Joaquín Ortega Perona y Timoteo Martínez Toledo, cesó el 30 del mismo mes en que la capital fue ocupada por las fuerzas liberadoras.   
  • Sobre actuación y actividades de la Corporación, yo no sé nada; pero supongo que sería algo completamente gris y anodino.
  • Nada puedo decir sobre el paradero de sus componentes. 
  • Todos pertenecieron a organizaciones marxistas ocupando puestos directivos, Acisclo Moya Montero, Gregorio Sánchez Bueno, Juan Pedro Montero Rosillo, Salvador Ortega Perona, Ciriaco Ramírez Paños, Bienvenido López Delgado, Joaquín Ortega Perona y Timoteo Martínez Toledo (UGT); Juan Cerdán Pérez, Moisés Sevilla Rubio, Particio Carretero Toledo, Emilio Galán Jiménez y Alejandro Peinado Buedo (CNT) y Alejandro Martínez Jiménez, Juan José Rosillo Perona y Melitón Simarro Fernández (Partido Comunista). Además, en representación de sus respectivos sindicatos, formaron parte del Comité de enalce, Cerdán, Gregorio, Acisclo, Alejandro Martínez Jiménez, Antonio Cuenca, Bienvenido y Alejandro Peinado, en unión de otros que se omiten por no haber pertenecido a la Corporación, a la cual se circunscribe el informe. 
  • No hubo ninguna víctima. No intervinieron (las Corporaciones), ni directa ni indirectamente, en ningún otro desmán, aunque alguno de sus componentes aparezca complicado como miembro de las organizaciones referidas. 
  • No sé lo que harían para adueñarse de la Corporación. Los nombraría el Gobernador o quien fuera, supongo yo.
Dios guarde a VS muchos años.

Casas de Haro a 13 de octubre de 1942
El alcalde, Zoilo Jiménez.
- Sr. Fiscal-Delegado de la Causa General. Cuenca.



sábado, 27 de diciembre de 2014

SELLO DEL SIGLO XIX DE CASAS DE HARO

Cuando nos enfrentamos al fenómeno histórico de un hecho, hay en ocasiones en las que los detalles se nos escapan de las manos. Y no es término baladí encontrar pequeñas joyas que se conservan en el Archivo Histórico Nacional, alojado en el Portal de Archivos Españoles del Gobierno de España, y que podemos sacar a colación para ofrecerlas. 




En 1874, en plena I República Española, el Ayuntamiento de Casas de Haro responde a una cuestión formulada desde altas instancias y que tiene que ver con su sello, el que usa para rubricar asuntos ordinarios de las sesiones, papeles varios, etc... Y ese sello tiene un doble sentido, puesto que al declararse Ayuntamiento Constitucional, da a entender que esta con el régimen establecido, dada la importancia que para la historia de España del siglo XIX tienen las sucesivas Constituciones.

Y nos hallamos con los sellos que se utilizaban en ese entonces y que, en ese momento, no tendrían la importancia que ahora tienen, como motivo histórico para entender la importancia de la Constitución en nuestro Ayuntamiento, que ya tratamos en otra ocasión. Casas de Haro se proclama constitucional; en el siglo XIX, hasta 1873, durante las siete Constituciones -y algún que otro proyecto- promulgados, nuestro pueblo se declara enteramente constitucional y dentro del poder establecido. En la sublevación contra la Corona, de varios años atrás, concretamente el 20 de junio de 1869, se provee de una nueva constitución, con el reinado de Amadeo I de Saboya, nuestro Ayuntamiento también participará:

“Seguidamente fue leída la Constitución sancionada por las Cortes Constituyentes, la que fue promulgada con el mayor entusiasmo, dándose varios vivas en la plaza mayor, se hallaba una bandera a la constitución a las cortes y al gobernador aplazando su juramento hasta que la superioridad lo disponga”.

De hecho, ante la pregunta, nuestro Ayuntamiento responde del siguiente modo, confirmando la historia de nuestros sellos.

"Viene usándose el precedente sello desde el año 1.835 y se desconoce su etimología por no haber antecedentes en este archivo municipal" 


Por tanto, no es de extrañar que nuestro pueblo siempre haya sido constitucional, y se haya incluido en todos y cada uno de los momentos históricos de nuestro país, pasando por la I República, siguiendo por la etapa monárquica y alzándose en la Guerra Civil. Siempre ha abrazado el momento histórico.

Este sello que hoy presentamos fue modificado en pleno siglo XX, y posteriormente, durante la época republicana, modificado. Después, a partir de 1939, se usó otro sello, con la efigie del águila imperial (símbolo nacional) y, últimamente, con la llegada de la democracia, vemos el sello con el escudo de nuestra bandera. 

FUENTE: PARES (Portal de Archivos Españoles), digitalizado por Archivo Histórico Nacional

sábado, 20 de diciembre de 2014

LA PERRA GUARDIANA: ROMANCE TRADICIONAL DE CASAS DE HARO


El Romance surge en la España del siglo XV. Normalmente, en las poblaciones más o menos acomodadas, solía venir de vez en cuando un juglar que recitaba versos, así como ciegos y pillos en general que, por unas monedas, recitaban unos versos que se pierden en el albor de los tiempos.

 Estos juglares repetían varias veces el mismo romance y eso impregnaba en la memoria de nuestros antepasados, en muchas ocasiones, gente de campo que no sabía ni leer ni escribir, ágrafa en su mayoría, pero que aprendía estos romances y luego los ha ido transmitiendo de generación en generación.

Estos romances suelen tener una forma estilística en versos octosílabos y rimando en asonante en los versos pares.

Pues bien, hemos podido recopilar información de uno de los romances tradicionales que nuestros antepasados recitaban en Casas de Haro y que habían sido transmitidos de generación en generación. En muchas ocasiones, como en ésta, el paso de los años y la transmisión oral han ido deformado el sentido del romance original, en el que, por olvidos o por añadiduras propias, se crea un romance que en muchos casos no tiene nada que ver con el original. En Casas de Haro hay tradición de romances, como también podemos ver en el romance de Conde Olinos.

En Casas de Haro siempre se ha hablado del romance de La Perra Guardiana, cuando en el Romancero se la denomina "La Loba Parda" o "El Romance de la Loba", como podemos ver en las tres versiones sorianas que en la revista de la Fundación Jiménez Díaz se expone.

Según Luis Díaz Viana, el romance la loba tiene que ver con la trashumancia que en la provincia de Soria se dio en el siglo XV. Obviamente, nuestro pueblo tiene una tradición trashumante que se pierde en la formación de nuestro pueblo. Es evidente que nuestro pueblo surge en el siglo XVI a la sombra de un camino real, antigua calzada romana, de la que se tienen vestigios de ser usada por la trashumancia en este siglo. Dicha ruta de la trashumancia corría y corre por el monte de Villapardillo, o como se atestigua en documentos encontrados en San Clemente "Villa el Pardillo".

¿Podría ser una forma de llegar este romance a Casas de Haro? Imagínemonos una antigua heredad, propiedad de la familia Haro, en la que habían no más de 3 ó 4 familias de jornaleros. Imaginémonos que en esta propiedad, durante unos días al año, una ruta de pastores trashumantes atravesaran dicha finca y nutrieran a los aldeanos de historias. E imaginémonos que el romance de la perra guardiana no es otra cosa que el vestigio de aquellos pastores que en el siglo XVI contaban historias y que se ha transmitido generación a generación.

Ya puestos a terminar de imaginar, en muchos casos, estos romances se pierden. De ahí la importancia de conseguir sacar del olvido de nuestros mayores estos tesoros de nosotros mismos que se hallan muchas veces, perdidos en la memoria de nuestros abuelos y mayores.

Este romance se trataba de una canción que ha sido recogida por estudiosos de nuestro romancero. En el Cancionero Segoviano, de Agapito Marazuela, ya comenta que este romance le fue cantado con zambomba y con música de rabel en sus últimos versos. Asímismo, Ramón Menéndez Pidal, en su "Estudios sobre el Romancero" también observa que los pastores le cantaban esta melodía.

Estamos hablando de un romance que muy poco tiene que ver con gestas caballerosas, por su estructura más tiene que ver con una fábula en la que el tema de la historia está bien estructurado. Luis Díaz Viana, en el artículo más arriba comentado, lo expone así:

"Pero centrémonos en el argumento pastoril de la "Loba parda". Este tema, que utiliza recursos muy frecuentes en los cuentos populares y en las fábulas, presenta, a pesar de ello, rasgos ambientales perfectamente realistas. Los animales hablan entre sí, como en las narraciones fantásticas pero, en lo demás, el romance resulta enormemente verosímil, refiriéndose a hechos y objetos cotidianos para las gentes dedicadas al pastoreo"
En conclusión, nos hallamos con un romance pastoril, que entronca con nuestra historia y que nos hace pensar en las personas que, desinteresadamente, nos lo cantaron. Es más, hablamos de personas que, en muchos casos, ya no se encuentran entre nosotros, y nos ofrecen la grandiosa idea de rescatar un pedazo de nuestra inteligencia colectiva, pedazos de nosotros mismos. El tema pastoril y trashumante hace que este romance entronque con los primeros pobladores de estos campos, preñados de pinares y monte bajo, que tenían a la ganadería y al pastoreo como piedra determinante de la riqueza. 

Éstas son las dos versiones de la Perra Guardiana, un romance tradicional de nuestro pueblo, de Casas de Haro, en la provincia de Cuenca. 


LA PERRA GUARDIANA[1]

Estando en la mía choza
guardando la mía guitarra,
vi de bajar cuatro lobos
por encima de la cañada.
Venían echando a suerte
a ver a cuál le tocaba.
Le tocó a una pobre loba
manca, tuerta y jorobada.
Detente, loba, y no pases
que vas a salir cargada
que tengo cuatro cachorros
y una perra guardiana
y un perro con unos dientes
que Tatazuela se llama.
Ha dado la media vuelta
sacó la cordera blanca
la que quería el pastor
para hacer una zamarra:
las orejas pa unos guantes,
para guantes pa su dama
y el rabo pa una correa
para taparse las bragas,
la cabeza pa un zurrón
para guardar las cucharas.[2]

LA PERRA GUARDIANA  (II)

Vi de venir tres zorras
por detrás de una cañada,
venían echando a suerte
a ver a cuál le tocaba.
Le tocó a una pobre zorra
tuerta, manca y jorobada:
le dio tres vueltas al corral
y no pudo sacar nada.
Le vuelve a dar otras tres,
sacó una borrega blanca,
hija de una negra,
nieta de una peludana.
Si me traes tu borrega blanca,
la cena tienes preparada:
siete cuartillos de leche
y otros siete de cuajada.
Yo no quiero tu borrega blanca
de tus dientes mascujada.
Yo quiero tu pellica
para hacer una zamarra;
de la zamarra un zurrón
para meter las cucharas;
de tus dientes, unos pendientes;
de tus colmillos, unos anillos
para las chicas del amo
que se lo pongan en los dedillos.[3]




[1]  Esta copla formaba parte probablemente de un poema mucho más largo que deberían haber aprendido nuestros mayores en su niñez. He recolectado dos versiones de esta Perra Guardiana, la segunda de las cuales adolece de un vocabulario más antiguo que esta primera. Los dos informantes, Narciso Moya y Emiliano Cuenca observan que se debió tratar de una copla que iba de boca en boca, puesto que los dos la escucharon en una aldea en su niñez al orete de la lumbre. Según Narciso Moya, esta coplilla era de “cuando reinaba Carolo”. En mi opinión, tiene las características de una labradora, aunque la narración lleva emparejada la etiqueta de cuento; por lo tanto, es lógico que los mayores las enseñaran a sus hijos o a los más pequeños, cosa que ha hecho que llegue a nosotros. Es imprescindible consignar que he descubierto que se halla dentro de la tradición del romancero. Y que, como tal, tiene un origen pastoril altamente ligado a la trashumancia, aunque con sus toques de fábula. Su título original, “la loba parda”, no difiere de la temática de los dos que hemos recolectado en Casas de Haro, si bien están muy retocados los que hemos recogido. Desde Soria, pasando por Ávila o por León, podemos encontrar referencias a este romance en Menéndez Pidal, Romancero Hispánico, 1953, pág. 303 o en A. Marazuela en “Cancionero Segoviano”, pág. 333 y siguientes. Ya en Castilla-La Mancha, hallaremos documentación sobre este romance en “Cancionero Musical Manchego” de P. Echevarría Bravo, pág. 401.
[2]  Ésta es la versión de Narciso Moya.
[3]  Ésta es la versión de Emiliano Cuenca Santos. Como se puede observar, las dos versiones son muy distintas depende de la persona que las aprenda. De ahí la literatura popular es rica porque el único medio de transmisión es el oral, y como componente principal del mismo, cada quien pone lo que quiere o puede de su cosecha. Éste es un ejemplo claro de la ilustración de lo que hace la literatura popular. Seguro que si alguien sabe o ha oído este cantar podrá recitarlo o cantarlo de forma distinta a éstos.







sábado, 9 de agosto de 2014

TRADICIONES RELACIONADAS CON EL MATRIMONIO: CENCERRADAS Y PATENTE


Cencerrada
El sonido de una tradición castellana, que prendió a lo largo de los siglos en nuestros pueblos y que, por desgracia, ha ido desapareciendo a lo largo del siglo XX, nos ocupa este capítulo sobre nuestras tradiciones y nuestra historia. Castilla-La Mancha en general, y Cuenca en particular, jalonada de pueblos como el nuestro, ha tenido una tradición rica en manifestaciones sociales relacionadas con el noviazgo y las nupcias.

Hoy hablaremos de las cencerradas, una antigua manifestación popular que tiene mucho de rito nupcial. En algunos lugares a las cencerradas o cencerrás, se les ha llamado pandorga. Incluso en algunos sitios se les llama matraca, relacionado con "dar la matraca" en sentido de pesadez, que hoy en día aún se utiliza.

En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) se define de la forma siguiente:

1. f. coloq. Ruido desapacible que se hace con cencerros, cuernos y otras cosas para burlarse de los viudos la primera noche de sus nuevas bodas. Dar cencerrada. 
2. f. coloq. Ruido similar que se hacía cuando un forastero se casaba con una joven de un pueblo y no pagaba lo estipulado por los mozos de dicho pueblo. 
3. f. coloq. Ruido similar que se hace con cencerros o con otros utensilios metálicos para realizar una protesta cualquiera o como burla.

Aún así, también encontramos definición en el Diccionario de Autoridades, definiéndose cencerrada de la forma siguiente:

"El son y el ruido desapacible que hacen los cencerros cuando andan las caballerías que los llevan. En los lugares cortos suelen los mozos las noches de los días festivos, andar haciendo ruido por las calles, y también cuando hai bodas de viejos o viudos, lo que llaman noche de cencerrada. Dar cencerrada o ir a la cencerrada".
En el Diccionario de Ayala (1693) se define la cencerrada de esta forma:

Aunque este vocablo en su sentido es castellano -dice de modo equívoco al artículo cencerrada- no lo es porque nació en otra parte. En el reyno de Valencia, quando un viejo se casa con una niña o un moço con una vieja, o dos sumamente viejos, o alguna, aunque no sea muy anciana, ha tenido muchos maridos y se casa tercera o quarta vez, la gente popular acostumbra darles chasco la noche de boda haziendo ruido con sartenes y hierro viejo o cencerros, de donde tomó el nombre y a esto llaman cencerrada.

Ramiro González Delgado ya explica los factores que llevan a esta manifestación social y popular, desgranando en su artículo el rito. Ya desde antiguo el rito de las segundas nupcias estaba mal visto. Los antiguos íberos no acompañaban en las segundas nupcias a las viudas. Se trata de una especie de oposición social a la reincidencia matrimonial de viudas o viudos -como si ellos tuvieran la culpa de haberse quedado en ese estado-. 

Incluso la Iglesia primitiva estaba en contra de estos enlaces, que no veía con buenos ojos, y que llegó a denominar honestam fornicationem o speciosum adulterium. Julio Caro Baroja ya introduce el concepto de "desagravio" en las manifestaciones religiosas.

El concepto religioso, cristiano, de desagravio tiene siempre algo que ver con el espíritu de la cencerrada. El desagravio se lleva a cabo dentro de la Iglesia Católica y consiste en una función religiosa que tiene lugar cuando ha ocurrido algún acto ofensivo a la Divinidad, desde un gran sacrilegio a pecados públicos, comunes y corrientes y así se han solido hacer tales funciones de Carnaval. El desagravio popular entre en otro contexto que no es estrictamente laico, como pueden serlo algunas manifestaciones públicas de protesta -y las mismas cencerradas de política lo eran-. Pero tampoco entra dentro de lo religioso dogmático y sí en un sistema de concepciones públicas que queda a caballo entre la laicidad pura y la religiosidad interpretada de aquel modo. Esto mismo ocurre con otros aspectos de la vida popular de las comunidades campesinas europeas desde hace mucho.
Cecilio Mariano Guerrero Malagón. La Cencerrada
La reprobación tiene mucho que ver con el hecho de que se considere una traición al esposo o a la esposa difuntos, y se creía que el sonido de los cencerros espantaba el alma del finado, que se encontraba allí. Es más, la tradición de salir con los contrayentes en carro bajo palio, recuerda mucho al castigo inquisitorial y al escarnio público, como purga del pecado de casarse en segundas nupcias con alguien más joven. 


Por tanto, las características de las cencerradas podremos observarlas de la forma siguiente:


  1. Se trata de una manifestación cultural y social ligada al matrimonio, uno de los cambios más importantes de una persona a nivel social.
  2. Por otro lado, las cencerradas sólo se hacían de cara a una pareja de recién casados en las que el novio o novia eran viudos, o entrado en años.
  3. Solía existir el no hacer partícipe al pueblo de este estado, dado que los contrayentes entendían que habría burlas y jocosidad ante tal hecho.
  4. Esta manifestación se realiza puesto que el pueblo entendía que había una unión que transgredía alguna norma o valor social.
  5. Se consideraban "ilegales" estas uniones y todo ello se convertía en una ridiculización agresiva de los contrayentes, especialmente el entrado en años.
El sonido de la cencerrada es onomatopéyico. Es más, el propio sonido cencerro viene de zinc. Este sonido se ha considerado siempre molesto y grotesco. El propio Cervantes, en el Quijote, en el capítulo 46, de la segunda parte, ya habla de este sonido desapacible en varias ocasiones, refiriéndose a él como "espanto cencerril y gatuno" o "canalla gatesca, encantadora y cencerruna". De hecho, el sonido del cencerro se ha asimilado con el maullido de los gatos, y en lugares del norte se le llama "música de gatos".

Lo más característico de una cencerrada es el instrumento empleado, el cencerro que se trata de una campana pequeña y cilíndrica, tosca por lo común, hecha con chapa de hierro o de cobre, que se usa para el ganado y suele atarse al pescuezo de las reses.

De todos modos, desde tiempo inmemorial, se han usado para las cencerradas otro tipo de utensilios que hicieran ruido desagradable, como esquilas, turullos, tambores, pitos, cacerolas, sartenes, calderos, latas -algunas con piedras-, silbatos, cuernos, esquilones, etc... todo ello acompañado de voces y gritos de la gente.

Libro de las Fiestas. Santa María Magdalena, 2010.
José Luis Alonso Ponga ya estudia el desarrollo de la cencerrada. La víspera de la boda se llegaban la gente cargada de todos estos utensilios a la casa del viudo o de la viuda y allí se pasaban la noche armando escándalo, aderezando todo esto con coplas que destapaban los "trapos sucios" de los novios o acontecimientos en general por los que la gente del lugar se reía. Ejemplos tenemos muchos, hemos seleccionado varios:



«Casaron en Fuencarral
con un viejo de setenta,
mal sano de todas partes,
a una niña de perlas»

- ¿Quién se casa?
- Amparico.
- ¿Con quién?
- Con Pamplinas.
- ¿Por qué?
- Porque le cuide las gallinas.

Allí estaban hasta que el contrayente pagaba una cantidad de vino que fuera del agrado de los que iban a hacer la cencerrada. Hay testimonios de varios días rondando la casa del contrayente.

Libro de las Fiestas.
Santa María Magdalena, 2006.
Durante el día de la boda, los mozos enganchaban bueyes viejos y malos o las peores caballerizas que hubiere a un carro y en él incluían un palio hecho con sacos rotos o mantas viejas. En ella montaban a los contrayentes -muchas veces a regañadientes-, y abriendo el cortejo la juventud iba disfrazada de curas y sacristanes y a modo de incensario quemaban excrementos de gallina, de gato, de caballerizas.

De esta segunda parte, muchos de ellos se libraban porque contraían matrimonio a altas horas de la madrugada, en estricto secreto, sólo con el cura.

Aún así, también se les daba cencerrada en último caso a los forasteros de otro pueblo que querían casarse con alguna lugareña. Estos forasteros estaban obligados al pago de unos derechos para poder casarse con ella. Muchos de ellos fueron refrescados en algún pilón del ganado o el día de la boda cencerreados por el hecho de no haber pagado un convite que normalmente era alguna arroba de vino. A esto es lo que en nuestro pueblo se le llamaba "pagar la patente", puesto que si el forastero nada hacía por pagar, terminaba la noche en algún pilón cercano.

En 1901 se realizó un censo de las costumbres relacionadas con el ser humano desde su nacimiento, boda, vida y muerte. Entre otras costumbres, se habló de las cencerradas como parte de las bodas de viudos y viejos. En Castilla-La Mancha se extrajeron varias manifestaciones que han llegado hasta nosotros.

Libro de las Fiestas. Santa María Magdalena. 2010.
Ya en Castilla la Nueva, vemos que en Huete (Cuenca) también se acostumbraba a pasear en carro a los novios o a ir bajo el palio grotesco y que en Almorox (Toledo) existía la misma práctica lIevándolos en carro hasta la puerta de la iglesia desde su casa. En cambio, en Cabañas de Yepes, se representaba a los novios por muñecos. Lo del paseo en carro se repite en Miedes de Atienza (Guadalajara).


viernes, 8 de agosto de 2014

SI DIOS QUIERE... Y EL BORRICO NO SE MUERE

Cuentan los lugareños más antiguos, aquellos que transmiten la sabiduría de generación en generación que la expresión "Si Dios quiere" que utilizamos al final de nuestras frases tiene una explicación muy concreta en uno de esos cuentos que se transmiten de boca en boca.

Libro de las fiestas Santa Mª Magdalena, 2006
Y es que utilizar la interjección "Si Dios quiere", cuando, por ejemplo, decimos: "nos vemos mañana, si Dios quiere" cuentan los lugareños que había dos amigos que se juntaron en el camino del molino. Era tiempo de siega y, por tanto, de acarreo de grano para conseguir harina. Hablando de cómo iba a ser la cosecha, de qué tal estaba el trabajo y otras menudencias varias, uno a otro le comentó:

-Mañana vendremos al molino, si Dios quiere-. 

El otro amigo, no muy creyente, le espetó al amigo con cierto desprecio:

-Yo vendré al molino quiera Dios o no quiera-.

Al día siguiente, después de la faena, como todas las tardes, el amigo temeroso se encontró con que su amigo no había ido al molino. Y busca que te busca, y pregunta que te preguntarás, se encontró con que a su buen amigo, poco temeroso de Dios, se le había muerto el burro, y, por tanto, no había podido ir al molino.

Fuente. Libro de las Fiestas Santa María Magdalena 2007.
La moraleja de esta historia es que seamos temerosos de los designios de Dios, puesto que nunca sabe lo que puede ocurrirnos. Esta historia ha llegado a mis manos y tal cual, la comparto con todos ustedes, temerosos, creyentes o no creyentes. ¿Tendrá todo esto que ver con aquel chascarrillo que se dice de "si Dios quiere, y el borrico no se muere"?

Libro de las Fiestas Santa María Magdalena, 2006.



lunes, 21 de abril de 2014

EL VERANILLO DE LAS LILAS

En nuestra región, la Mancha, no es raro ver en los antiguos corrales uno de estos arbustos que, por su tamaño, y especialmente, por sus flores, alegran el mes de abril en nuestro pueblo y en nuestra región. ¿Quién no ha olido unas lilas alguna vez? No es extraño encontrarse las tumbas de nuestros cementerios decoradas con esta flor olorosa.


El día 20 de abril, nuestros antepasados hablaban del veranillo de las lilas. Y es que en esta época se produce una subida de temperaturas que favorece el florecimiento de este arbusto. No es de extrañar que también haya refranes nombrando las lilas, como flor del mes de abril.


  • Aparte de otras cosas, en abril lilas y en mayo rosas.
  • En abril, lilas mil.


Esta planta, de la familia de las Oleaceae, igual que el olivo, crece en suelos arenosos y arcillosos, en lugares con mucha sombra, con fríos intensos, con suelos secos. Es una planta que necesita especialmente el frío en invierno para crecer. De ahí que en nuestra zona, con inviernos crudos, esta planta se haya aclimatado perfectamente.

En términos científicos, la lila tiene el nombre syringa vulgaris. Su etimología procede del griego "syrinx" (flauta), y es que su tronco y ramas se utilizaban en la antigua Grecia como instrumento para fabricar flautas. Y es que la madera de este arbusto es fina y responde bien al pulimentado.

Puede llegar a alcanzar de los 3 a los 7 metros de altura, y pasar a ser un árbol pequeño. Este arbusto también se le ha utilizado desde antiguo cercano a muros y paredes, dada su facilidad para crecer en terrenos de especial umbría. Incluso se la podría considerar una planta trepadora, porque su facilidad para crecer en espacios sombríos la hace especialmente indicada para patios y corrales.



El arbusto es de hojas caducas, lanceoladas, con el haz verde oscuro y el envés blanco lanoso. También son dentadas. Las flores pueden ser violetas, blancas o rosadas. Son pequeñas con los tubos de la corola anaranjado. Son muy atrayentes para las mariposas. El fruto es una cápsula seca, de color parduzco, de forma alargada, ovoide.

Las flores de esta planta, en infusión, se utilizaban como analgésico, para la fiebre y como anti-inflamatorio. Para ello, se cocinaba una tisana con 30 gramos de hojas y flor por cada litro de agua. También se ha utilizado desde antiguo como planta ornamental. Aunque en el siglo XVI se trajo a España, es en el siglo XIX cuando se desarrolla el interés por las flores y comienza a usarse como planta ornamental.

En nuestro pueblo, se le ha tenido mucho aprecio siempre. Los lilos de flor violeta o blanca son los más introducidos en nuestras casas, patios y cercados. Durante el mes de abril, y aunque este año se hayan adelantado, embargan de dulce olor las calles y lugares donde se encuentran. De hecho, sus flores son apreciadas por la industria del perfume por su agradable olor.

Blas de Otero, gran poeta del siglo XX español, retrata en uno de sus poemas la flor de la lila, en su libro "Las alas del lobo":

¿Cómo podríamos respirar y vivir,
si el espacio no estuviese
lleno de alegría y amor?


Si supieras de mi espanto. Oh
flor de la lila,
si tú supieras.

Si supieras de este frío que me embarga cuando pienso que no existes,
del miedo que engendra entender que hasta la nada
se olvida, de como tiemblan mis manos buscando
las huellas marchitas de un pétalo en la nieve,
o del dolor en mi pecho ahogándose en sí mismo,
o del gélido ataúd que llevo a las espaldas,
o de los pedazos de tumba, abierta,
adheridos en mis dientes, de las uñas sucias
creciendo, de mis caídas desde el fondo,
de mi lengua lamiendo el barro para nada.

Si tú supieras, oh flor
de la lila, si tú
supieras
que no hay dioses ni demonios a las puertas de mi alma,
si tú lo supieras temblarías
renaciendo de la nada
y uniendo tu hielo al frío –horror
que anidó en un sueño- arderías en mi adentro
arrancándome los miedos
que emponzoñan mis entrañas.

Si tú supieras que tengo, oh flor, sí, oh flor
de la lila,
que tengo un frío de muerte.







jueves, 17 de abril de 2014

LOS ROLLETES DE SARTÉN

Es difícil describir un postre de repostería tan típico, tan nuestro... Las palabras no me vienen a la mente para describir un sabor tan contundente, dulce y a la vez tan somero y puro como el clima de nuestra Mancha.
Los rolletes de sartén son llamados así porque se emplea una sartén para su confección. Se puede decir que este ejercicio de repostería pasa por conseguir extraer los frutos de la sartén, que no es otra cosa que los rolletes fritos. Se trata de un plato económico en demasía, puesto que aunque se gaste mucho aceite, éste se utiliza para otros menesteres: freír tortas, flores, orejetas, borrachos, etc... Y además, es económico, puesto que los elementos o ingredientes no son muy caros, y con poca cantidad se pueden hacer muchos de ellos.

En muchas ocasiones, la receta, y el modo de hacer (aquello que los estadounidenses llaman el know-how), han pasado de generación en generación. Las abuelas enseñaron a las madres, y en muchas ocasiones, las madres nos enseñan a nosotros. Investigando sobre este plato típico también hemos encontrado importantes referencias en lo ancho y largo de la Mancha. Lo encontramos en pueblos de Albacete (Munera, La Roda) y Cuenca (Villanueva de la Jara, El PedernosoSan Clemente), aunque la tradición de hacer rolletes se puede encontrar en toda España. Sin embargo, la cocina tradicional de la que hablaremos aquí la referiremos al pueblo conquense de Casas de Haro.

Teudiselio Chacón Berruga, en su libro "El habla de la Roda de la Mancha", Instituto de Estudios Albacetenses, 1981, en la página 76 los describe así:

Los rolletes son rosquillas o rollos pequeños en general, pero con muchas variedades, así: Los rolletes de Semana Santa -o de sartén- están formados de tres huevos, tres jícaras de aceite frito, tres de azucar y tres de leche, una gaseosa por cada huevo, la raspadura de una corteza de limón y media tacita de anisado. Todo esto se mezcla con harina procurando dejar la masa blanda; finalmente se forman rosquillas con la masa y se fríen en una sartén. Después de fritos se les echa azúcar por encima. No damos más nombres de variedades de rolletes porque, al igual que los rollos, se elaboran de múltiples formas y composiciones, bautizándolos muchas veces con nombres personales o conocidos en ámbitos muy estrictos, familiares, etc.
No debemos dejar de entender el sentido que tiene este dulce típico de nuestra tierra e intentar llegar al origen del mismo. Este rico postre se elaboraba en los días de Jueves Lardero, tal como se comenta del vecino pueblo conquense de La Almarcha, de los autores Nuria Sánchez García y Rubén Guillén Serrano.

De postre típico que se juntasen las vecinas esa mañana o el día de antes para hacer los rolletes de sartén que todos se comerían juntos en el campo y que hoy todavía hay madres que siguen haciendo de la forma tradicional (...)
La comida de este día se ha convertido también en una tradición, y si bien ahora ya no suele marchar al campo la familia, se sigue comiendo lo mismo en la casa; esta comida consiste en una tortilla de patatas de primer plato, de segundo chorizo, y de postre se preparan hojuelas y rolletes de sartén.
                                 

El origen de jueves lardero no tiene otro sentido que evitar la Cuaresma. En el siglo XIX había vendedores de bulas en Casas de Haro. La venta de las bulas produjo algunos problemas, puesto que cobraban mucho más de la tarifa oficial y el bulero o vendedor de bulas sacaba un sobresueldo que no le correspondía. Este oficio prácticamente está extinguido, aunque habrá ciudadanos que todavía conserven recuerdos de aquellas épocas.

Entre las condiciones de la Cuaresma estaba la de abstenerse de comer carne, y también de comer huevos y lácteos. La compra de la bula de lacticinio permitía comer huevos y leche durante la Cuaresma. Por tanto, no es de extrañar que los rolletes de sartén se cocinen para el Carnaval en algunos pueblos de Cuenca. Sin embargo, en otros, como Casas de Haro, los rolletes de sartén se cocinaban en Semana  Santa, una vez pasada la Cuaresma, y guardando la abstinencia y el ayuno, dadas las crudas directrices, en Viernes Santo.


No es de extrañar que lo curioso de su amasado atrajera la atención de las más pequeñas de la casa que aprendían a cocinar y a hornear este delicioso dulce con sus abuelas y madres. Tampoco es de extrañar que vecindades enteras se reunieran ante la lumbre para cocinar los deliciosos rolletes, pero también las tortas, las orejetas, los pestiños, etc... Mientras se cocinaba para todas las casas, en una especie de comuna, en la que todas las componentes tenían un papel: preparar, amasar, cocinar, endulzar, etc... debemos retrotraernos a épocas en las que no existía estos avances.


Los rolletes de sartén se hacían en la lumbre, y las pocas pertenencias de las familias hacía que no existiera en una cocina manchega otra cosa en muchas ocasiones que una mesa o tablón grande, una silla y un fogón o chimenea, como ya hemos visto en algún otro sitio. Las tortas se hacían en una servilleta o paño que las madres y abuelas se ponían encima para amasar y darle esa textura redonda, y los rolletes se hacían como una especie de tiras que luego se unían. Hoy en día, muchas cocineras de nuestro pueblo meten el dedo en la masa y cocinan los rolletes como si fueran modernos donut; pero antiguamente, nuestras abuelas y madres cocinaban haciendo la masa una especie de palote tieso y juntándolo en sus extremos después dándole esa forma circular. Claro está que en muchas ocasiones estos rolletes salían abiertos.


Quizá una de las características principales de la cocina de este plato repostero es que es necesaria la intervención de muchas personas, como hemos dicho más arriba, y esto traía que se contaran historias, que hubiera algún vasete de vino moscatel, intercambio de recetas y, por qué no, confesiones y cotilleos varios del pueblo.


Actualmente, modernas cocinas han suplido la pericia de nuestras abuelas de conseguir freír los rolletes de sartén con la leña, y con ello ha ayudado a que este plato se haga en muchísimo menos tiempo. Pero con ello también se ha perdido la antigua predisposición al compañerismo, a reunirse en una casa y comentar historias, cuentos, cotilleos, etc...

Ahora daremos, como siempre, las indicaciones para poder cocinar este postre de repostería casera:

INGREDIENTES (Para la masa de varias raciones)

Medio vaso de azúcar
3 huevos
Vaso y medio de leche
Vaso con dos dedos de aceite
1 raspadura de naranja
1 sobre de levadura
3 sobres de gaseosa
Aproximadamente medio kg de harina (aunque buscamos que los rolletes estén trabados, por tanto, la que admita)

                                  

En primer lugar incluiremos en un bol grande el medio vaso de azúcar, los tres huevos, el vaso y medio de leche y la raspadura de naranja. Es importante que removamos bien la mezcla, puesto que posteriormente, añadiremos el aceite de oliva y puede ser que se corte el contenido con la leche.

                                    

Una vez añadido el aceite al contenido, batiremos bien a mano o a máquina para conseguir que el contenido se disuelva. Obsérvese lo líquido que aparece el contenido.
Una vez realizada esta operación, iremos añadiendo harina por tandas, a puñados, deshaciéndola a base de batir. Es importante que no quede ningún grumo en la mezcla, puesto que posteriormente, en los rolletes saldría reflejado. Seguiremos batiendo bien la mezcla; según vayamos añadiendo más y más harina, nuestra masa quedará hecha cuando veamos que haya espesado, y eso lo iremos notando conforme vayamos batiendo el contenido.

                                





Añadiremos los sobres de levadura (hemos utilizado la marca Royal) y la gaseosa, y seguiremos amasando. La gaseosa y la levadura permitirá a nuestra masa subir cuando la echemos a la sartén. Hemos utilizado la conocida gaseosa El Tigre, que en 2015 habrá cumplido 100 años comercializando esta gaseosa en polvo que se usa ya por varias generaciones como refresco, corrector de la acidez en las comidas y como gasificante en repostería. No es de extrañar que en las antiguas tiendas de ultramarinos de nuestro pueblo, en sus expositores, se encontrara por estas fechas esta gaseosa, que se ha usado desde siempre para cocinar estos deliciosos dulces típicos de Semana Santa.



Una vez realizada esta tarea, espolvoreamos un poco de harina encima de la masa y tapamos 5 ó 10 minutos con un trapo de cocina el bol para dejar que la levadura y la gaseosa hagan su efecto y hagan subir la masa.

                                  

Después de ello, espolvoreamos harina en una mesa, tablero o lugar cercano donde vayamos a freír los rolletes, puede ser la típica mesa camilla redonda de la foto, o un tablero. Iremos realizando pequeñas, cuanto más pequeñas mejor, bolitas de masa, espolvoreándonos harina en las manos para darle mayor consistencia a la masa. Y las iremos dejando en el tablero que utilicemos.




Una vez hayamos llenado el tablero con la masa de los rolletes de sartén, añadiremos aceite de girasol en una sartén. Hay en otros lugares y casas que la realizan con aceite de oliva. El inconveniente es que este aceite es muy fuerte, con lo que el sabor del rollete es más fuerte, y también es más fácil que se quemen los rolletes. Sin embargo, se puede freír con el aceite que se quiera.

Una vez se haya llegado a una importante temperatura, mojaremos con aceite (de ahí el plato con aceite que se ve en la mesa de la fotografía de más arriba) nuestras manos, cogeremos una de las bolitas de masa, la extenderemos y le haremos el agujero, para, inmediatamente echarlas en la sartén.

Es normal que vaya haciéndose espuma, por el gasificante, en la sartén. Debemos estar pendientes para ir dando la vuelta a los rolletes, y que queden doraditos.



Una vez dada la vuelta de los rolletes, se sacan de la sartén. Antes de ello, debemos evitar que la masa de dentro quede líquida y lo de fuera dorado. En Casas de Haro se le llama a eso "tener los rolletes guacho". Por tanto, el truco es dejarlos cuanto más tiempo al fuego mejor, siendo el fuego lento el mejor para dorar los rolletes; y antes de sacar los rolletes, subirle el fuego aproximadamente 10-20 segundos, para conseguir matar el guacho. Antiguamente, con la leña, en muchas ocasiones se debía hacer gran acopio de la misma para poder cocinar estos deliciosos frutos de la sartén.

Después de sacarlos de la sartén y dejarlos reposar un minuto en un plato con una servilleta, para que suelten el aceite, llega el momento de pasarlos por un plato lleno de azúcar, para que impregnados de la misma, vayan a parar a la fuente de presentación. Ahora llega el momento de dejarlos enfriar y poder degustarlos. Hay gente que este plato típico lo acompaña con anís, con leche, con chocolate o incluso con vino moscatel. Lo importante es que este tipo de platos y tradiciones deben seguir vivas porque conforman la esencia de nuestras festividades, en especial la Semana Santa de Casas de Haro, y forman parte de nuestras abuelas, madres, hermanas e hijas.


Como en otras ocasiones, incluiremos un vídeo, esta vez del vecino pueblo de La Roda, en la que se nos cuenta cómo los obradores y panaderías del vecino pueblo, durante estas fechas, realizan un ejercicio de repostería para el turismo y los habitantes que tienen a bien comprar este manjar o fruto de sartén.