Denominada por los científicos silene vulgaris, la colleja desde siempre ha estado relacionada con nuestra historia y nuestro acervo popular. Ingrediente en muchos guisos y muchas cocinas, especialmente pobre, de todas las épocas, esta planta íntimamente relacionada con nuestro pueblo, cobra especial protagonismo en los días de primavera, especialmente en marzo y abril en la que se yergue en las orillas de los caminos y terrenos baldíos y de labor.
Esta planta, considerada por muchos como una singular verdura, ha protagonizado en no pocas casas de nuestro pueblo diversos guisos, potajes y tortillas. ¿Quién no recuerda aquella tortilla de collejas que hacía su abuela? ¿Quién no recuerda de pequeño esta planta -o verdura- en los potajes y rellenos?
La Silene Vulgaris, o colleja, pertenece a la familia de las caryophyllaceae. Es una planta vivaz, que crece en las orillas de los caminos, pero también en campos de labor y más a menudos en campos de añojal al abrigo de otras malas hierbas. Es considerada por muchos como una buena verdura y así lo atestigua el protagonismo que, desde tiempo inmemorial, han tenido en la cocina de nuestros antepasados. Sus tallos verdes, vivaces, suelen crecer en primavera, especialmente durante los meses de marzo y abril. De hecho, un refrán popular dice que "las collejas de mayo, para mi caballo", en alusión clara a que conforme crece esta planta, se vuelve más dura y, por tanto, más difícil de comer.
La colleja puede alcanzar el metro de altura, aunque quizá las veremos en aproximadamente 10-20 cm de altura. Surgen especialmente en primavera, muriendo en verano o con la llegada del invierno. Normalmente forma colonias muy tupidas, debido a su raigambre que año a año se extiende. De hecho, si cortamos una colleja por la punta, nos encontraremos que ésta volverá a brotar en aproximadamente 15-20 días.
Según la wikipedia, la colleja sobrevive y se expande gracias a un denso sistema de estolones o tallos subterráneos que crece cada año, dando lugar a colonias densas de rosetas de hojas, de las que a mediados de la primavera emergen tallos portadores de flores con 5 pétalos blancos, parcialmente envueltos por un caliz en forma de saco. Las hojas basales son lanceoladas, glaucas -de color verde azulado-, de hasta 4-5 cm de longitud, algo crasas y de borde finamente serrado; las del tallo son más triangulares, menores, pero de textura similar. Los pétalos están divididos en dos lóbulos en su parte superior, por lo que pueden dar la apariencia de ser 10, en vez de 5. A partir de cada flor se forma un fruto en forma de cápsula, con forma de vasija, que aloja numerosas semillas oscuras y arriñonadas; las semillas están cubiertas de pequeños tubérculos, que facilitan su transporte por las mandíbulas de las hormigas.
El problema de la colleja es que se debe ir cortando las 4 ó 5 hojas de la parte superior, que son las más blandas y mejor comestibles, y esto requiere una labor de separación de una a una. Quizá por esa ardua labor, su consumo ha caído en desuso. Quizá el hecho de que sean más escasas, en mi opinión, viene por el uso de pesticidas en los terrenos de labor que hace que estas plantas crezcan cada vez menos.
En un interesante artículo, se habla de cómo se preparan las collejas para una tortilla y, evidentemente, podemos explicar la preparación para ofrecerlas en la cocina. Normalmente, no es necesario lavar las collejas y si se hace, no sólo como medida de higiene, se hace para ablandarlas aún más. Pero según la sabiduría popular, se solía lavarlas, escurrirlas y secarlas en una servilleta para que conservara todas sus propiedades, aunque más especiamente, sofreírlas poco.
Se lavan bien las hojas para quitar la tierra, a continuación se ponen a escurrir. Después se secan con una servilleta de papel para que no salten en la sartén al freírlas, luego se pone el perol a fuego lento con poco aceite y al mismo tiempo se cortan con unas tijeras para que se queden más menudas. Han de quedar poco fritas, mas bien jugosas, después se bate el huevo, se mezcla con las collejas ya fritas y se hace igual que una tortilla francesa.
No está de más ofrecer la visión que tienen en el vecino pueblo de El Pinarejo de la tortilla con collejas.
· collejas
· huevos
· ajo
· patatas
· aceite de oliva virgen extra
· sal
Preparación:
1º Lavar muy bien
2º Eliminan los tallos y hojas defectuosas.
3º Freir unos ajos y unas patatas.
4º Una vez dorados añadir las collejas, sal y saltear.
5º Añadir un huevo batido con un poco de sal y dejar que cuaje.
6ª Antes de servir, si gusta el vinagre, añadir unas gotas de vinagre.
Es de agradecer que en este artículo nos incluyan una graciosa copla que en ese pueblo se recita a la recogida de collejas en general, con una referencia al doble sentido de colleja como planta, y colleja como capón o torta en la nuca.
Si collejas quieres comer
en febrero o marzo debe de ser
por eso pon especial atención
no sea el caso que te den un capón.
en febrero o marzo debe de ser
por eso pon especial atención
no sea el caso que te den un capón.
Por si quedaba en duda lo saludable que puede ser esta planta, es interesante el artículo de la Verdad de Murcia, sobre las propiedades beneficiosas para la salud -anticancerígena, buena para el corazón por su alto contenido en beneficiosos elementos como el Omega 3-. Sin embargo, no es menos interesante la tesis defendida por Jesús Arriola, denominada "Estudio biológico y agronómico de silene vulgaris", en el que ofrece una interesante reflexión sobre el posible cultivo extensivo de esta planta dentro de la huerta española, gracias al poco aporte de agua que necesita y la poca necesidad de abonos o fertilizantes para su crecimiento. Es más, se llega a la conclusión que podría aprovecharse en tiempos de crisis, como ya antaño se hizo, animándose a las autoridades a hacer una publicidad sobre su consumo y a desarrollarse su comercialización como verdura de temporada muy beneficiosa para la salud.
Haremos referencia, por último, de nuevo a wikipedia, para referirnos a los nombres vernáculos que podemos encontrar de esta planta que se extiende a lo ancho y largo de toda la costa mediterránea española:
acoletas, alcadicea, alcaducea, alcanducea, alcandueca, alcoletas, ben blanco, berza, berzuela, blanca, botello, bragas de cuco, calzón de cuco, carnicuela, carnihuela, cascabelillo de Canarias, cebolla, churriana, cluxidera, cohetes, coleja, colejón, colellas, coleta, colleja, colleja común, colleja fina, colleja marina, collejas, collejas de España, collejas finas, collejicas finas, collejón, conehera, coneja, conejera, conejeras, conejina, conejinos, conejito de campo, conejuelas, coneles, conillets, cornagüela, cornahuela, cornihuela, cuetes, cunillos, estallaores, farifuelles, farolillos, guiso, hierba conejina, hierba de los truenos, manzana de cuco, manzanillón, petardos, pistones, polemonia, polemonio, raíz blanca, restallones, restallos, restralleta, restralletas, restrallete, restrallos, restrallón, roya, sanjuanines, santibañes, silena, tirabeques de la esperanza, tirapeoh, tiratiros, tracabols, trisco, triscos, truenos, verderuela
Angelina Fornes, en su blog culinario, nos ofrece una riquísima forma de prepararlas: cocinando un potaje de garbanzos, abadejo y collejas. Podéis también disfrutar de este reportaje de Paco Cinillas sobre la colleja, una verdura considerada de temporada
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