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lunes, 29 de julio de 2013

ORACIÓN A NUESTRA PATRONA

Hace ya muchos años, una anciana del lugar, que ya está en mejor sitio, me recitaba una oración que de pequeña se la enseñó su madre, y antes que su madre, su abuela, y pasó de generación en generación. En ella se nombraba a María Magdalena.

Santa María Magdalena, antigua talla anterior a la Guerra
Magdalena, Magdalena,
que no te tengo olvidada;
en los sitios de mis padres
tengo una silla pintada.
No me la pintó el carpintero,ni cosas de carpintería;
me la pintó el rey del cielo
para su esposa María,
y entre columna y columna
está la Virgen "dándole teta" al niño
y el niño no la quería:
¿Por qué lloras, hijo mío?
¿Por qué lloras, sangre mía?
No lloro por los azotes,
ni por nada de comida.
Lloro por los pecadores
que mueren todos los días.
El Infierno ya está lleno
y la Gloria vacía. Amén.

De esta misma oración que aquí reproducimos hemos encontrado otra versión equidistante en el espacio, pero muy parecida a la nuestra. Esta oración, denominada poesía vieja, es del pueblo onubense de Lepe.

Estampa de nuestra Patrona en la que se la venera como milagrosa imagen.
Calla, calla Magdalena
que no te tengo olvidada,
que en el tiempo de mi padre
tengo una silla guardada.
Que no la ha hecho el carpintero,
ni obra de carpintería,
que la hizo Dios de cielo
para la Virgen María.
Y al lado de aquella silla
hay una rosa florida,
y al lado de aquella rosa
está la Virgen María
dándole el pecho al niño
y el niño no lo quería:
"-¿por qué lloras hijito mío?
¿Por qué lloras hijito amado?-"
Lloro por los pecadores
que mueren cada día
porque el infierno está lleno
y la gloria está vacía.
Santa María Magdalena, en sus andas.
Santa María Magdalena, sin restaurar y estampa de nuestra Patrona
Sin embargo, hemos podido contrastar que esta oración enraíza con la tradición castellana romancera y hemos podido extraer diversas fuentes de conocimiento y poemas preciosos que el Romancero dedica a nuestra Patrona. El 31 de octubre de 1903, el señor Rafael García Plata recogía el siguiente y precioso romance dedicado a nuestra patrona en Alcuéscar, Cáceres, y transcita por Diego Catalán:

Estaba la Magdalena    al pie de la cruz sentada,
contemplando los tormentos    que Jesucristo pasaba:
-Morir querís, mi Señor,      padre de toda mi alma,
qu'habís hecho un testamento    que a todo el mundo le agrada:
a Longinos distis vista,    dando la cruel lanzada;
a San Miguel dais el peso,    para que pese las almas;
a San Pedro dais las llaves,     para que las puertas abra
cuando suban a los cielos      los fieles a tus palabras;
a Santiago la bandera,     defensor de las batallas
contra los perros judíos     que tu nombre l'insultaban.
Y yo, como soy mujer,    me quedo desheredada.
-Calla, calla, Magdalena    que no te tengo olvidada,
en el reino de los cielos    tengo una silla guardada,
que la perdió Lucifer      por su soberbia inhumana
y tú, por la humildad,     la silla tienes ganada.


En el libro "Spanish ballads from Aragon", de Michèle S. de Cruz, en la página 43, podemos encontrarnos con otro precioso romance que nombra a nuestra patrona. Y es que la literatura es muy rica en la figura de María Magdalena.

Camina la Magdalena...
... a Jerusalén camina,    a oír misa de alba.
Después de la misa oída,    a pie de la cruz sentada,
escuchando la pasión,     que Jesucristo cantaba
-Morir queréis, Dios mío,     que a mí mucho me pesara,
que hicisteis un testamento,    que cualquiera en tierra temblaba:
A los ciegos dijiste que vistan;    a los mudos disten que hablan.
Perdona si son los ríos turbios;     la mejor manzana (...)
y yo con ser mujer,   no me dejas mandado nada.
-Calla, calla, Magdalena,    que no te tengo olvidada nada
a lo más alto del cielo,    tengo una silla guardada.
tengo una silla guardada,    desde un...
...                                      desde el otro, mi Madre sagrada.

Hay una oración que también podemos hacer entroncar con nuestra santa Patrona, que la podemos ver recitada en la romería del Cristo del pueblo onubense de El Cerro de Andévalo en honor a San Benito Abad. Lo más particular de este poema es que podemos verlo en muchísimas zonas españolas y que entronca nuestra oración con el ya famoso refrán "tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión".

Tres jueves hay en el año
que relucen mas que el sol
Jueves Santo, Corpus Christi
y el Día de la Ascensión
Jueves Santo por la tarde,
cuando Cristo preso estaba
cuando el redentor del mundo
a sus discípulos llamaba.
Los llamaba de uno en uno
de dos en dos se acercaban
y cuando estaban todos juntos
Santa María Magdalena, actual
les decía estas palabra
¿Quién de vosotros hijos míos?.
¿Quién morirá por mi mañana?.
Se miraron unos a otros
y ninguno respuesta daba.
Le respondió San Juan Bautista,
el que predica en la montaña,
moriré yo por vos, Señor.
Será hoy, será mañana.
Jesucristo se ha perdido,
su madre lo anda buscando,
¿quién ha visto por ahí
una estrella relumbrando?
Por aquí paso el Señor
tres horas antes del alba,
con una cruz en los hombros,
de madera muy pesada.
Como la madera era nueva
cada paso arrodillaba
y en la calle la amargura
Santa María Magdalena, actual, sin restaurar
tres Marías le lloraban.

Una era María Magdalena,
otra era María Marta,
otra era la Virgen Pura
la que más pasión tomaba.

¡Calla calla Magdalena!
que no te tengo olvidada
que en el Reino de los Cielos
tres sillas tengo guardadas
para el alma que más quiero
que debe ser perdonada.

Quien rezara esta oración
todo los viernes de marzo
sacaŕa un alma de pena
y la suya de pecado.
Quien la sabe y no lo dice
el pecado le maldice;
quien la escucha y no la aprende
el día de mañana, verá lo que le conviene.

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